No es hora para películas
El día que prohiban los sueños, me exiliaré, y bien lejos, y aunque los sueños solo sueños son, no renunciaré a verlos cumplidos.
¡Buenas! Lector, tengo que pedir que me disculpes pues esta entrada no va por ti,va por toda esa gente hipócrita que sólo sabe hablar por hablar y se las da de importantes, esa gente que lleva al extremo mi teoría del campo educacional, hasta llevarlo al punto del campo hipócrita. A la gente que con la sonrisa más falsa retrasan cualquier discrepancia, para hacerla cada vez mayor, a esos que sólo saben decir que muy bonito el blog, es precioso, y un rosario de pamplinas que ni piensa ni está dispuesto a hacerme mejorar el blog.
Hipócritas que con unas palabritas sois capaces de complacer al más necio, hipócritas que con hacer o decir lo justo delante de las personas indicadas tenéis el cielo ganado, los que tienen doble facetas, la agradable y feliz de cara al público, y la hostil y amargada para sí mismos, dejen de hacer el imbécil, por lo menos conmigo, porque tolero muchas cosas, pero la hipocresía es una de las pocas que no aguanto, y se me hace insoportable una personas que no puede mantener una opinión, y por temor a dañar al otro mentís, y lanzáis una retahíla de bobadas, preciosas todas ellas, pero lo más falso que te pueden echar a la cara.
Gente como esa que, por su complejo de inferioridad u otros tópicos psicológicos, hacen verse como más arriba que la chusma que formamos el resto de la sociedad, cuando, como ya he dicho en otras entradas: ese tío es tan bicho con dos patas como yo, pero para nada como yo, pues ese es ese y yo soy yo, por mucho que diga la gente que todos somos iguales, y sólo somos iguales con respecto a ser bichos con dos patas.
Y por favor, queridísimos hipócritas, se que intentáis tener una personalidad compleja, aparentar ser inteligentes, cuando lo que realmente dais la impresiones e auténticos imbéciles–y eso que acabo de decir, estarás de acuerdo conmigo, lector, en que es subirle el nivel a este tipo de personas–, y es mejor que, como dijo Abraham Lincoln, callar y que sospechen de tu poca sabiduría que hablar y eliminar cualquier duda sobre ello. O incluso mejor aparentar ser ingenuo e ir con la verdad por delante que ser hipócrita.
Al igual de esa gente igualmente falsa que, dada una misma afirmación, dependiendo de aquel que lo dice, de su relevancia social o su forma de ser, ese hipócrita concuerda o discrepa. O aquel que es capaz de estar al lado de otra siendo casi su mejor amigo, y a sus espaldas muestre asco a su persona, que es el caso extremo del cotilleo–por si ya está mal cotillear, imagínate el extremo.
Y ahora me dirijo a ti, lector, ya que, seguramente te hayas topado con alguno de estos infernales seres viperinos, y, al igual que yo, no los puedas tragarlos, a menos que seas de su secta, por lo que estarías sentenciado.
Y déjame despedirme de los hipócritas dejando a parte la belleza literaria, y ruego perdones mi expresiones, pues no serán del gusto de todos:
Hipócritas, ya basta de mentiras, basta de tonterías, basta de ser bífidos, basta ser unos maquiavélicos hipócritas, pues llegará el día en el que vuestras podridas mentiras y vuestras pestilentes imbecilidades os serán devueltas, así que mientras desprendeos cuanto antes de vuestra maldita hipocresía, joder. Y dejad ya las gilipolleces, pues no es hora de películas, cojones.
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