Las llamas de su pantalla no son parte del blog
¡¡APAGA!! Segunda parte;
Día de San Anselmo, ¡¡el de los consejos para ligar!!
¡Buenas! Seguramente te pase lo que a mi, y es que hablando por whatsapp siempre está el típico o típica que decora sus mensajes con risas infinitas, emoticonos y otro tipo de miscelánea al estilo: "Hola, que tal? Jajjajajajajja Yo mal ;)😗 Jajajajajaa , se me ha muerto el perro 👍👋👏 jajajajjaajjajajajajajajajajjajajajajajajaja xD xD xDD 😄😝😜📀😆🎉🎊🎈🎁" de momento no me he cruzado con semejante personaje barroco por Whatsapp, y esperemos no cruzármelo, aunque también he de admitir que he exagerado un poco–si no has podido ver los iconos, no te has perdido gran cosa, todo caritas sonrientes, palmas, ¿un CD? Sí, un CD también, se me ha escapado y no lo voy a cambiar–. Y luego estamos la gente que seguimos la estética de la simplificación, calificados, injustamente, como bordes, secos, antipáticos, antisociables y agrios que con un Ok respondemos a toda una parafernalia de diez párrafos–de hecho me obligan a responder "vale" porque, según se dice, suena menos borde.
En fin, hay personas más efusivas que otras, y yo vuelvo a lo mío, porque hay gente que, mientras más brillen las farolas, más felices son, cosa que veo sin sentido. Y sí, vuelvo a la carga con el tema de la contaminación lumínica, porque ¿a nadie le gustar dormir con la luz de la luna?–que cursi me ha quedado… –. Quiero decir, abusamos demasiado de la luz eléctrica, privándonos de ver el cielo nocturno desde nuestras casas, y de esto culpo a un sistema de alumbrado no muy bien diseñado, porque, te digo que por mi calle de diez a casi las nueve no pasa nadie, y están las luces encendidas–no es una calle muy transitada–. Cuando perfectamente se puede bajar la intensidad de estas o bien apagar la mitad. No estoy pidiendo la oscuridad completa, porque eso ya sería hasta una desventaja.
Uno de los argumentos que he escuchado más convincentes es la seguridad, y es cierto que donde hay más luz habrá más gente, por lo que habiendo más personas en un mismo lugar los atracadores se cortan un poco, pero en sitios como mi barrio, que no pasa nadie, da igual que haya luz que no la haya, que si te toca uno de esos–por suerte no son demasiados, con respecto a otras zonas más inseguras–, atracarte te atracan.
En contra de que bajen la intensidad hay personas con la vista mala o regular, y, mira, contra eso no puedo luchar, a menos que te lleves una linterna o algo que alumbre y tal, no estoy diciendo que se apaguen, sino que vuelvan a ser como antes, ¡un tono azul que no hacía daño a nadie! Pero según las autoridades las bombillas naranjas, estas que tenemos ahora, son las que mayor luz dan por la mínima electricidad: ¡se ahorra! Pero a ver, alma de cántaro, si bajas la intensidad de la red, baja, por mi parte, la intensidad de la luz, y por su parte, eso que se ahorran.
Y aquí, a todos los contrarios les damos donde más les duele: pagan más impuestos por el alumbrado público, pudiendo pagar menos. Atención al dato: pagar menos. Está muy bien, y es muy útil, que fabriquemos nuestra propia luz, pero eso es como comprar una maceta de plástico para el jardín: parece una planta de verdad, porque vemos una planta, pero no lo es: es artificial.
Así qué propónte encender menos las luces, ¡que gastan!
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