Aquella entrada de un blog esperpético en un mundo de fantasía e imaginación diferente al que usted suele vivir en el que el título surrealista de la entrada es más larga que la propia y mismísima entrada por razones que se escapan al entendimiento de cualquiera y que cuando tengan que estudiar las entradas del blog los alumnos de dentro de 1000 años se acuerden de todos mis antepasados por poner un título extremadamente largo que tendrán que memorizar hasta que les sangren los ojos y que supera los 140 caracteres de Twitter que posteriormente tendrán que analizar sintácticamente por ser algo que no vale para nada en esta vida ni en la siguiente a menos que haya cambiado de una vez por todas el sistema educativo. O la paradójica entrada más corta de todo el blog.
Y me dijeron que no podía hacer una entrada de una sola línea:
¡Buenas! Y como todo está ya dicho, hasta la próxima entrada.
Hijo mío, la entrada es corta, ¡pero a qué precio!
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