Directamente parodiado de la escritora de Soul's Pieces

Es conveniente advertir que no le guardo ningún rencor a la escritora de Soul’s Pieces, y mucho menos por acusarme de publicidad masiva e ilícita de este blog. (Ahora en serio, envíale el blog a tus amigos, familiares, enemigos, desconocidos, tu pareja, tu perro, tu gato… y seguro que ganarás algo… no sé el que, pero algo: pregúntale a Yoigo, o a Vodafone, o Movistar… yo que sé, ¿si te pasas a uno de ellos no te regalan algo? Pues si les recomiendas mi blog seguro que te dan más todavía).

¡Buenas! Hoy quería empezar hablando, de telefonía móvil,–es como un parénesis antes de entrar en materia–y no del gran servicio que hacen, y del poco tiempo que tardan si, por casualidades de la vida, te quieres cambiar de compañía (malditos sean todos ellos).

Hace relativamente poco todos teníamos móviles patatas, como me gusta llamarles, e innovaban tela: si salía uno que se le iluminaba el teclado, otro se cerraba bajando la pantalla, otro se abría como un portátil, el de más allá tenía luces de discoteca, y el otro tenía un asistente de suicidio–¿Qué perturbado quiere un móvil con asistente de suicidio? El que le daba besitos a las farolas, seguro–.

Nada, que de vez en cuando te encontrabas el típico chulo de turno con su ¡patata táctil!, un móvil táctil con Windows mobile, que era una adaptación de Windows normal a un móvil, que te decía cosas como “El terminal procederá a apagarse” y te dejaba una cara de póquer que no podías con ella. Y a esto que llega Apple y saca el iPhone: el primero, si te he visto no me acuerdo, pero el segundo… (Me declaro fan incondicional del iPhone 3G) ¡Tenía 3G! ¡Internet sin límites!–Salvo los que te ponen las malvadas compañías telefónicas–¡Consiguió colapsar las redes de la época! Y ahora… quien tenga uno es victima de la marginación que hace la empresa madre (del iPhone) ha sus teléfonos y aparatos “antiguos”.

Luego soy consciente que sacó el 3Gs, que ese ya fue guay del Paraguay, porque ¡grababa vídeo! Y ¡tenía fondo de pantalla detrás de las aplicaciones! Después ya llegó el todopoderoso iPhone 4, que tras su diseño nunca visto (y mil veces plagiado) llevó a Apple de venderlo, aquí en España, no solo con la malvada Movistar, sino con el perverso Vodafone y con el maquiavélico Orange. El 4S, nada, un iPhone 4 como otro cualquiera–Y es el que yo tengo, lo cual lo convierte en el segundo mejor, después del 3G–. Y ahora el 5, que es como el 4 pero alargado.

Ahora, quiero pedir un minuto de silencio porque ya la mayoría de las aplicaciones del App Store no funcionan en el 3G, ya lo están marginando. ¡WhatsApp ya no funciona en el iPhone 3G! ¿¡Cómo le haceis esto al móvil que revolucionó la tecnología de los móviles!? ¿¡Al teléfono que marcó la frontera entre lo que eran patatas y móviles–o Smartphones, como lo llaman los que se creen cultos (sin ánimo de ofender, eh, que aquí cada cual lo llame a su manera, yo mismo llamo a las cosas electrónicas Zuna)–, el que marcó lo que era navegar por internet como se debe hacer!?

En serio, míralo, tan joven que era…

Tras esto, y ya para finalizar, debería acabar por hablar por qué he parodiado, sin parodiar a la escritora de Soul’s Pieces, si no hay nada parodiado, lo sé, pero algún día lo haré implícitamente, y no te darás cuenta, de hecho, no me daré cuenta ni yo, por es de tener a otro yo que hace los trabajos sucios: mi parte malvada, perversa y maquiavélica. Con esta parte suelo tener mis contruvervios, por esto de estar como el disco de Pink Floyd “The division Bell”, que son dos estatuas de dos casas entrenándose, son como dos moai, de estos de la isla de Pascua: mirándose fijamente, con las bocas abiertas, como hablándose, gritándose el uno al otro. ¿Y por qué digo esto? No lo sé, yo he venido a hablar del iPhone 3G, cada cual que le busque la unión que mejor vea.

Creo que no me dejo nada en el tintero, solo decir una cita en latín que me parece conveniente: "Requiescat in Pace, iPhone 3G" 

Ahora me voy, que estas cosas… Arrivederci.