Alfred Hichcock presenta la entrada de hoy
Ponte en pie con la mano en el pecho y grita fuerte: ¡Viva Hitchcock!
Podía escuchar el sonido de las olas al fondo, produciendo en mi un efecto tranquilizador. Podía distinguir el sonido de unas gaviotas a lo lejos. Abrí los ojos lentamente mientras veía el mar muy tranquilo en frente de mi, haciéndome sentir muy pequeño frente la infinidad de este. La luz del sol estiraba las sombras como un muelle, parecía que en cualquier momento la fuerza elástica haría efecto en las sombras haciendo que tomarán un tamaño más normal.
Acababa de amanecer y aún así, a lo lejos podía avistar que quedaban los últimos pesqueros faenando.
Parecía que Pepe se había vuelto loco empezando la entrada de esta manera. ¿Y qué? No me digas que no te ha gustado la forma de empezar, se que ahora deseas con toda tu alma ir a la playa. Pero es lunes, así que a fastidiarse toca.
La playa en la que me he basado al escribir esto es de alguna zona, que no me acuerdo cual del Algarve portugués. Pero también puede pasar por la playa cualquiera, la cuestión es que e lo imagines como una playa desierta y natural porque no se sí te has parado a pensar en el estado actual de las playas: después de estar viendo el mar, miles del bloques de pisos a diestro y siniestro, y cada vez más cerca de la playa, y no dejan espacio natural, y eso, para los que somos mitad peces es un poco chocante, ¿sabes lo que te quiero decir? Estoy todo el día en el agua, y claro, miro a la orilla a ver a que distancia estoy y tal, y en vez de ver tras la arena árboles, vegetación… ¡¡Bloques de pisos!! Y eso que algunos pasan, pero otros… ¡¡Platón, no mires, que aquí se demuestra que hay quien no tiene ideal de belleza!!
Y estos edificios no solo están a pie de playa, sino también por nuestras ciudades. Vas paseando y te encuentras un bloque de pisos, o unas casas estrambóticas que te hacen preguntarte: ¿quien puede vivir aquí? Y no hablo de las casas humildes donde personas con un bajó poder adquisitivo–como la mayoría de España, vaya–, sino que son casas, viviendas en general, que parecía que su arquitecto era antiplatónico o algo peor.
Luego empiezas a buscarle un contexto más adecuado pero es que nada, oye, ni en una gran ciudad llena de rascacielos, ni en la periferia de la ciudad, ni en medio del campo. Innovar innova, pero a consta de la retina de muchos.
Este tema es más corto, así que concluyo diciendo que más verde y menos ladrillo–no lo digo porque pintéis las paredes de verde, verde como alegoría a las plantas y esos bichos que las rodean–, y como no me dejo nada en el tintero, hasta la próxima entrada, voy a seguir estudiando que voy tarde.
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