NO ME SAQUES DE MIS CASILLAS, ¿OK?
¿Waterproof significa que cuando lo metes en la water hace proof?
Este pequeño prólogo es un breve homenaje a un blogger cuyo blog estaba cayendo en el abandono, ayer intenté entrar y no pude leer nada de las telarañas que tiene… Pero hoy por fin ha renacido, por fin nos ha contado una gran historia. Una vez más disfrutamos de Verdades como puños.
Pero el aspecto que quería hablar es: Paciencia… como decía una profesora mía: «¡Cervera, la paciencia es la madre de la ciencia!» y ahora voy con la paciencia como lema (o no). Dejando las bromas a parte, una de los mayores males que tiene este mundo–de los cuales, confieso que no me puedo librar– es la impaciencia, la ira.
La rabia enfocada al sentido iracundo es un mal de la que pocos se libran, ¿quién no ha tenido los llamados prontos? ¿Quién no ha explotado nunca tras un periodo de tiempo de opresión, liberando una gran tensión acumulada en poco tiempo? ¿Quién no ha reaccionado agresivamente ante la mínima advertencia de peligro?
Como lado positivo, la ira se puede considerar como algo bueno, pues ante un peligro, reaccionar insto aumente con agresividad puede hacer ver al enemigo que eres tú el peligroso, luego reduce el peligro. Pero por lo general lo veo algo malo, el la pérdida de los estribos de la persona, volverlo en contra de todos y de sí mismo. Por lo general es una persona a la que le priva la irracionalidad, incapaz de demostrar entereza en cualquier situación.
En lenguaje bélico–como bien nos gusta–, una persona iracundia es incapaz de luchar bien y ganar, porque no sigue pasos, sólo lo guía el odio, una pasión por la destrucción y el mal ajeno. Consecuencia directa de la envidia, del odio.
También es cierto que hay personas tóxicas–o cosas, como los ordenadores–capaces de sacarte de las casillas fácilmente, por sus actos, su palabra, o cualquier otra cosa que pueda hacer, que lo mires por donde lo mires es irritable, quizás no tanto la acción en sí como que venga de la persona determinada, ya sea por sus antecedentes en el pasado, o bien, por la manera en la que hace las cosas.
Aunque hay veces que a una persona se le comprende un brote de ira, por sus circunstancias. Otras no se comprenden, así, una de las virtudes contrarias es la templanza, capacidad de contar hasta diez antes de sobresaltarse, y poder ver las cosas tranquilamente, racionalmente. Siendo la templanza, en ocasiones más que una virtud, un don, como la paciencia.
¡¡¡Ya sólo decir que he terminado los pecados!!!!
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