Una lágrima
Suena unos suaves acordes de guitarra, hipnóticamente relajándome. Esa sensación tan agradable que produce en la que apenas puedes concentrarte en la letra de la canción.
Su apariencia es tan frágil, tan delicada que, como si se tratara de una rosa, necesitara constante cariño y cuidado para evitar que se marchite, tanto su yo físico como su carácter. Aquella que una simple palabra bonita es capaz de alegrarle el día, regalándote una de las sonrisas más llenas de amor, tan brillante como un sol. Aquella cuyo pensamiento es tan complejo que es casi imposible averiguar qué se le pasa por la cabeza, tan llena de sentimientos, que con una mirada al infinito indica que no se la puede molestar.
Desde el momento que nace hasta el que abandona este mundo, del cual es la luz, es la perfección sobre esta tierra. Cuando es una pequeña y tierna niña pequeña que va creciendo con alegría, iluminando el hogar con su sola presencia. Esa rebeldía que le llega en la adolescencia y la sabiduría que llegan a alcanzar cuando llegan a su madurez como magnífica consejera. Pero alcanzan la gloria cuando en su interior comienza a crecer otra vida, convirtiéndose en la heroína de la casa, también llamada mamá, pero no se detiene ahí, sino que sigue creciendo hasta ser la más dulce de las abuelas.
Fuerte como ella sólo sabe serlo, ella que se enorgullece al decir soy mujer, y es que hay que tener una fortaleza sobrehumana para guardar entre sus senos y sus piernas lo más grande de este mundo, porque jamás sabremos qué es esa magia de sentir en su interior dos latidos perfectamente sincronizados, nunca sabremos qué es una patadita desde dentro, llevar a otro ser en el interior.
Tanto entristece ver a tantas que renuncian a eso tan grande de ser mujer, vendiendo su cuerpo a hombres grises incapaces de sentir más que con lo que les cuelga, profanando su cuerpo. Tan triste es la mentalidad de aquellas, y tan mala es la necesitad y el hambre para que una mujer tenga que verse envuelta en esta situación en la que pasa a ser sólo un objeto. Afortunadamente, siempre hay vuelta atrás, y volver a ser mujeres.
Sólo hay una cosa, que por simple que sea, es tan descorazonadora que te parte el alma en mil pedazos, una imagen con la que, personalmente, no podría y no puedo vivir tranquilo, y es que ver a una mujer llorar es tan desolador, y siento tal impotencia cuando no puedo tender mi mano en su ayuda, por no conocerla, por vergüenza, por timidez, por lo que sea, que de no hacerlo, me siento el peor ser humano sobre la tierra.
Ese rostro tan fino, tan perfecto que la caracteriza no debe ser ensuciado jamás por una lágrima de tristeza, una expresión de saturación no nuble la brillante sonrisa, porque es la luz del mundo, es, de los dos días que es la vida, aquel que es soleado. Sólo ella sabe saber entregarse en cuerpo y alma completamente sólo por quién sabe que vale la pena darlo todo. Esa cara que es una enciclopedia de expresiones, un libro abierto de sentimientos expresados directamente desde el alma, con los ojos como vía.
La única que con una mirada es capaz de atravesar todas las capas posibles y llegar hasta lo más profundo de tu ser hasta el punto de dejarte sin palabras, permitir que sus ojos se llenen de lágrimas que no sean de alegría, permitir que su semblante se torne melancólico, y su sonrisa deje de existir, es el acto más triste y miserable de todo el mundo.
Ella, inspiradora de pintores y escritores, musa de poetas, ella sola es amante y es señora, es amiga y es confidente, ella es… ella.
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