El espíritu del bosque
El sol descendía lentamente sobre las montañas mientras el cielo se teñía de morado con los últimos rayos de aquel que durante el día nos había estado regalando luz y energía y la primera luz de las estrellas comenzaba a hacerse presente.
Aunque nunca tuve temor a la oscuridad, tengo que reconocer que estando en medio del bosque, con una leve niebla salida de sólo Dios sabe de dónde, sólo iluminado por la luz de mi linterna, empiezo a dudar de la afirmación que hice al principio del párrafo. De pequeño me daba menos miedo el monstruo que bajo mi cama habitaba, sin pagar el alquiler, que vivía en casa por la gorra, o el demonio que me observaba desde la percha de la ropa con una sonrisa diabólica.
Siendo desde pequeño consciente de que no corría real peligro ante monstruos, demonios y ladrones, pues la manta me salvaguardaba, y en esa trinchera que era mi cama nada me hacía nada, salvo el despertador, el verdadero maligno. Aquella situación era diferente, miles de animales con hambruna podrían estar acechándome, agujeros con muy malas ideas donde poder caer sin remedio, o una rama que me diera en la cara haciéndome perder la dignidad al completo.
Entre los árboles vi algo extraño, una silueta brillante y azulado reposando sobre uno de los árboles, parecía humano, pero brillaba con luz propia. ¿Un extraterrestre? Pero parecía tan humana, una mujer. Hice ademán de acercarme a ella, pero no quería asustarla, di un paso hacia delante, pareció no escucharme. De nuevo avancé otro paso, pero una ramita crujió bajo mis pies, pude contemplar como su cara se giraba rápidamente hacia mi, su mirada de pánico la hizo reincorporarse en pocos segundos, me miró a los ojos directamente un breve instante antes de salir corriendo.
"¡Espera!" Le gritaba mientras corría tras de ella, no era muy rápida, pues podía avistar su luz cada vez más cerca, su rizada melena ondeaba al viento que levantaba su paso. Los árboles parecían cerrarme el paso mientras ella los esquivaba sin vacilar. Se alejaba, parecía tan inalcanzable que por más que corriera no llegaba a ella. Sin previó aviso se detuvo en seco, vi una oportunidad para acercarme y ver quien era, o qué era aquel ser sobrenatural. Aunque mi cuerpo tenía ya bastantes magulladuras no me di por vencido, seguí avanzando.
Hice un breve inciso para retomar fuerzas, mientras ella me miraba, ahora parecía esperarme, aquel brillante ser tenía una mirada de compasión que incidía directamente sobre mi corazón, ¿cómo alcanzarla estando tan exhausto que casi ni podía mantenerme en pie? En un último esfuerzo continué mi marcha, comprendiendo que mi mayor error y ala vez mi mayor acierto fue el haberme parado. Error porque perdí el ritmo, y con él las fuerzas, y acierto porque conseguí que ella reparará en mi como un ser pacífico, aunque jadeante, sin intenciones malignas hacia ella.
En ese momento, el bosque entero se volcó en ayudarme a aproximarme a ella, la cual estaba cada vez más cerca y podía apreciar un mayor número de detalles en lo que a su silueta de mujer se refería, desde sus ojos, llenos de vida, dirigiéndome una mirada bastante especial mezclada con curiosidad, su pequeña nariz y una sonrisa que expresaba interés por lo que veía. Era tan brillante que casi encandilaba mis ojos, como si no tuviera más colores que el azul de la noche que nos envolvía.
Cuando sólo estaba a un suspiro de ella, se transformó en un rayo de luz de luna, mirando hacia arriba pude contemplar la luna más grande, pura y hermosa que jamás mis ojos pudieran contemplar.
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