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Y por eso mismo, ahora a modo de mala leche, me expandiré más de la cuenta.
Bien, comenzaré disculpándome por haberte dejado abandonado durante estos tres días. Tras el campo educacional no he dicho nada, y ya a pasado san Valentín: el día más moñas del año. No por lo que representa, sino por la tontería que tiene la gente esos días.
Me hace mucha gracia la gente que en san Valentín un año, estando más solos que la una–cual hueso sin aceituna–, dicen que es el día del consumismo, que es el día del capitalismo o veinte mil chorradas por el estilo, y al año siguiente, cuando se supone que han encontrado su–iba a decir su chica, pero hay que ser universales, la chica encuentra chico también, y demás casos hipotético-reales existentes en la sociedad moderna– "pareja", entonces ya se crean dos corrientes filosóficas: o en silencio como un muerto (sobre el tema), o empieza a decir burradas de lo bonito que es ese día y tal. A mi me hace gracia los cambios esos que tiene la gente.
Me centraré en la persona de San Valentín: fue un mártir cristiano y católico, romano que, en el siglo III, por su condición de cristiano fue perseguido y condenado a muerte, y efectivamente, su muerte de conmemoraba el 14 de febrero, hasta 1969 que como no se sabe a ciencia cierta si esté hombre existió o no. Y si fue uno o tres, porque al parecer hay tres mártires llamados Valentín. Y a partir del siglo XIV, a algún inglés se le ocurrió que ese podía ser el patrón de los enamorados. Muy buena idea, dicho sea de paso. Sin embargo la cosa ha desvariado hasta el punto de meter a Cupido por medio ¿Cupido? ¿Pero qué clase de analfabeto mete a un dios romano en una fiesta (en la más teórica de las teorías) cristiana? Te digo que es un poco… (moñas, cursi, etc) mezclar dos religiones así por las buenas–cristianismo y los paganos–. Pero que alguien diga que es el día de los enamorados, ese puede decir lo que le de la gana, pero no "es San Valentín, Cupido me ha disparado una de sus flechas amorosas" (seguido de una mirada al cielo, y el que recibe el mensaje cara de: -.-) Sí, sus flechas amorosas… besistos a las farolas… ángeles cabalgando con brío y valor… ¿algo más?
Lo mismo es cosa mía y no me he enterado que sólo se puede regalar por días socialmente determinados por el calendario–cumpleaños, San Valentín, día de la madre, día del padre…–, pero ¿no se supone que si quieres a alguien le puedes regalar cuando te de la gana? y mientras más impredecible sea el día, mayor será la sorpresa, por lo que esa persona–me disculpo por sí he escrito chica en vez de pareja, es que se me escapa y tengo que corregirlo, esto debe ser universal, no como Nietzsche–, en estos días señalados esperará que le regales algo, y te pones en un compromiso, y el riesgo que el detalle no le guste.
Pero, en fin, regalar cosas esta muy bien, casi tanto como enamorarse–siempre y cuando sea mutuamente, que si no, estas frito, tío–, porque si hay un buen regalo, ese es tener una persona al lado que te quiera y demás. Y que se dejen de tonterías de Cupido, o que el día de San Valentín es el día del consumismo–otra cosa es la publicidad y el jugo que le sacan las empresas y tal, pero ya hablare de eso en otra entrada–. Y ni mucho menos decir que por no regalar se es mala persona, o que no se quiere, un detalle esta bien, pero no estar continuamente esperando y esperando a ver que cae. Para eso que se busque al dueño de una fábrica, y que todos los días le regale uno de sus productos.
Así pues soy más partidario de que el amor se demuestra con hechos, y no con objetos materiales que acabarán cayendo en el olvido. ¡Pero ojo! Cada cual haga lo que mejor le parezca.
Y ya paró de escribir, que esta entrada te va a salir carísima. ¡Hasta la siguiente entrada!
–3 123 caracteres, te ánimo a contarlos–
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