Quiero ser

El potencial del ser humano es casi ilimitado, si pudimos llegar a la luna, musa de poetas y artistas, escalar la montaña más grande y construir los edificios más altos, creo que podemos hacer casi cualquier cosa.

Yo no quiero ser un monstruo, el más listo del planeta, tampoco quiero ser el hombre con más fortuna que habite sobre la faz de la Tierra. No quiero convertirme en el más temido por todos, que una palabra mía valga más que la del mundo entero. Tan sólo quiero ser una mano que se tiende al necesitado, el que presta su ayuda sin intereses ni engaños, como el bálsamo que alivia cualquier malestar como un milagro, sin ningún ánimo lucrativo a consta del más pobre.

No quisiera ser la llaga que molesta a un enfermo, ni quisiera ser aquel amigo del que se mantiene la amistad porque de enemigo es un demonio letal, yo no quiero ser molestia que amargue en un grupo. Quiero ser el que colabora a tener un mundo mejor, el espíritu creativo que innova en el universo, quiero ser la frase que invita cortésmente a la reflexión profunda y filosófica que libera la mente, esa palabra que, como tal, aumenta la estima, sube ánimo y ayuda a ser mejores personas.

No quiero ser un líder al que las masas sigan fanáticamente como borregos, ni pretendo ser aquel que tomen por santo por unas palabras que nunca en actos se convirtieron. Quisiera ser la brisa de verano que alborota tu melena, la calidez del sol que brilla con luz propia, el agua de mar que se posa en tu piel morena cuando esta se fragmenta en mil pedazos al estallar en una ola, la arena que te sostiene y te guarda de caídas.

No pretendo ser los barrotes de la prisión sobre los cuales tus lágrimas caen con anhelo a la libertad pasada, ni pretendo ser los grilletes que te paralicen en tu vida. Sólo quiero ser el fuego que en invierno del frío te guarda, ser la manta que te protege de la intemperie, la ventana que te deja ver la nieve que lánguidamente caer por el exterior, ser la paz que se queda en tu cuerpo tras un relajante baño.

No quiero ser la espada que atraviesa tus errores, ni un placebo que de nada sirve tomarlo, yo no quiero ser el mal recuerdo de una vida que se va sin poder evitarlo, como un suspiro que se escapa. No quiero ser la presencia que perturbe la calma, ni quiero ser el motivo de pavor de nadie. Quiero se la luz de la luna que alumbra el sendero en la noche, el árbol que te cobije en su sombra, la hamaca en la que te relajes, sobre un mar de plata, tan cerca que apenas puedas rozar su superficie.

Yo no quiero ser el aire que respiras, ni una atmósfera contaminada, ni pretendo ser la carne que despierte en ti el deseo sin llegar a nada más profundo. Quiero ser la voz discuerda que se escuche en tu sobria y perfecta armonía, quiero ser el que rompa tus esquemas y el que te haga ver el mundo de una manera mágica que nunca viste, quiero ser el puente que conecta nuestras mentes sincronizando nuestro pensamientos como si fuéramos sólo uno, pero con más capacidad que ninguno.

Yo quiero ser la estrella que se refleja en tu mirada cuando, enamorada, coincide con la mía, ser esa brisa de aire que se cuela entre tus rizos, quiero ser esa sonrisa que brota en tu rostro ante el más tierno de los requiebros, el lobo que ante cualquier peligro te salve.


Comentarios

  1. Una pasada Pepe. Me encanta tu entrada. Hermosas palabras, claras como el agua de un manantial

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