El suave sonido del trueno


“La inteligencia de un hombre va en relación inversamente proporcional a su capacidad de aguantar el ruido” Arturito Schopenhauer, un filósofo que era para echarle de comer aparte, en el patio, con el perro, preferentemente en el mismo cuenco.

Esa obra que constantemente está haciendo algún extraño ruido enfrente de mi casa, el camión de la basura, y, para colmo, el imbécil de la moto sin silenciador… música para mis oídos. Desde aquí una pregunta a todos los que aman ir sin silenciador en las motos, ¿sentís que no existís, o necesitáis llamar la atención por algún otro motivo? Porque no falta en las noches de verano el típico que va con sus pantalones cortos, sin camiseta con su moto, sin silenciador–lo más minimalista del mundo, próximamente irán sin pantalón y sin moto–, formando la que no hay en los escritos. Os propongo una cosa, ya que estamos por quitarle algo a la moto, quitadle el motor, que seguramente os den más dinero por él–claro que no arrancará, pero puedes hacer el ruido con la boca, quedarás como un lelo, pero es el precio que tiene quitarle algo a la moto.

Siempre que se habla de ruidos uno se imagina una discoteca, un karaoke o cualquier sitio donde pongan música alta, obviando al tío de la moto–complejo de Edipo, my friend, complejo de Edipo–. Que, sí que es verdad que en la playa donde solía ir no era agradable escuchar las dulces voces de turistas ingleses cantando temas pésimos en español, o la típica discoteca donde ponen “música”–la música está sobrevalorada en estos tiempos. ¿¿Dónde estás Pink Floyd??–. 

Lo que diferencia las discotecas del imbécil de la moto es que las primeras son constante, toda la noche dando la murga con Skrillex–y regueton, que es algo similar, pero con otras cosas–. Y la moto es como Skrillex, pero puntual, pasa, da el coñazo, y se va. Y se puede medianamente soportar, total, es sólo un rato, al minuto estará fastidiando con su complejo de Edipo–y de inferioridad– a la calle de al lado. La discoteca es constante, toda la noche. 

Al fin y al cabo, la música y el ruido son dos conceptos que separó Platón del sonido, y España, hoy en día es el segundo país más ruidoso del mundo, ¿soluciones? ¡Ni se os ocurra poner soluciones! Mantengamos al pueblo ocupado escuchando esos ruidos, hacer más ruidosos la maquinaria de obra, más ruido los camiones de basura, que sea todo más ruidoso, menos las discotecas, que hacen mucho ruido ya. Y así evitarán pensar en la crisis política que tenemos, y luego, que nos voten para poder seguir con nuestro sistema bipartidista que roza el unipartidismo. 

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