Época sonámbula
Como caminar hacia atrás, como andar dormido, cuando uno mismo es la única conexión entre el mundo real y el onírico. Como ver la mar y sentir el infinito, como volver a ser el niño que en la arena hace concentrado el castillo de arena. Como ser parte del viento y volar cantando, como una pluma que se deja arrastrar por el aire a deriva. Como una roca al horizonte, como mi mano cuando roza la de un recién nacido…
Si es tan sólo alzar la vista del suelo, y echar un vistazo a lo que me rodea, me asalta esa incertidumbre de no saber si sentirme orgulloso, o volver a estar cabizbajo, sin saber sin saber si llorar, o brindar por lo que veo. Y es que no veo más que al hombre tal cual se muestra. Veo sus logros más altos y sus caídas más horrendas, puedo ver cómo destroza lo que no es suyo a la par que aprecio todo lo que ha hecho.
Contemplo sin poder hacer nada por ellos, caminando mirando el suelo, cómo alaban a un dios que se sacan de la cartera, una nueva religión sin valores ni enseñanzas. Veo cómo un pequeño grupo de investigadores continúan, aunque ya no les paguen, en su búsqueda constante de una cura para una extraña enfermedad que no es viable para la gran farmacéutica, porque las estadísticas son las que mandan, y esas personas que necesitan la cura no superan el mínimo de ganancias.
Son aquellos que a su raza y a su gente las miran con mucho respeto, sin embargo a uno que no pertenece a su clan lo discriminan como si estuviera infectado. Son también los que miran a la persona antes que su condición. Los que inventaron el amor, y las palabras más bellas llenas de sentimiento para las flores más bonitas. Los que hacen de algo tan simple algo extraordinario e infinito, los que materializan su amor con un beso.
Son los mismos que pisotean esas flores y les escupen sin escrúpulos. Los que no tienen reparo en usar la fuerza más violenta con quien no la merece, con los más débiles, sin tan siquiera pararse en mirar la cara de sufrimiento que están marcando de por vida. Son aquellos que matan a su compañera como si tuvieran sobre ella todo el derecho del mundo, al igual que talan los bosques por mor de la construcción de casas en donde puede que no viva nadie por no poder pagarlas.
Puedo ver como ellos son los únicos capaces de decidir qué está bien y qué está mal, son los creadores de la ética y la moral. Ellos frenan sus impulsos animales para poder convivir en sociedades, pero son capaces de dar hasta la vida misma por un mal gobernante que les conduzca a la guerra, y destruir poco a poco su único hogar. Ellos deciden qué merece la pena y qué es mejor dejar pasar. Deciden, incluso, qué es un error y el ideal de perfección.
Mientras niños callan de hambre en un lado de este planeta, al otro hay personas locas por bajar del sobrepeso que las atormenta. En un lugar alguien vende hasta su vida por poder llevarse algo de pan a la boca, otro tira fajos de billetes en colecciones surrealistas que cuestan más de lo que valen. Existe alguien despiadado exprimiendo a un trabajador para sacarle hasta la sangre del cuerpo, por hacer un maldito iPod que se venderá mucho más caro que la vida de que lo fabrica, y también existe un ángel en la tierra que se desvive por los demás y es voluntario en todo lo que puede para contribuir a un mundo mejor.
Que si hay razones para alzar la cabeza por el ser humano, también hay muchos motivos para sentir vergüenza por una especie que camina como dormida, en un mundo silencioso donde todos duermen. Qué le voy a hacer si esto tan sólo son cosas de humanos.
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