Conjuro
Me pongo mi sombrero, picudo y gris, vestido con ese traje largo, tradicional en todos los brujos, no está bien visto hacer ningún tipo magia con cualquier harapo. Abro el libro de los conjuros, rebuscando algún hechizo que hacer, pero todos me parecían apropiados o ninguno se me antojaba digno de ser realizado.
Maleficio I: Imprimir por pantalla “Hola mundo”… que tal como que no, este es de principiantes.
Maleficio II: Mover objetos…Sí, es tentador, pero busco algo más complejo.
Maleficio XIX: Manipular mentes…No es por ser derrotista, pero este está sobrevalorado.
Maleficio XXIV: Transformación en animales… Ese lo he probado muchas veces, la pócima del lobo y el águila me las sé de memoria. Otro.
Maleficio XXXVIII: Invocación de Ángeles o Demonios… Lo de los demonios me gusta, pero no es lo que busco.
Maleficio XLIV: Darle vida a objetos inanimados… Lo he probado ya con una muñeca de porcelana, un oso de peluche, y funciona, sí, pero… otro.
Maleficio L: Caminar sobre las aguas… Estoy en medio del bosque, aquí hay poca agua, salgo un lago que está bien lejos.
Maleficio LVIII: Volar…Está bien, siempre y cuando no sea en escoba, eso es de bruja, no de brujo, es una diferencia importante.
Maleficio LXIX: Invisibilidad…De momento no me apetece.
Maleficio LXXV: Mandar a alguien al infierno…No, que no quiero cargarme a nadie.
Maleficio LXXXI: Muñecos de vudú… ¡En este libro se mezcla de todo! Esto no es lo que busco.
Maleficio LXXXVIII: Controlar la mar a voluntad… hace unos días hice este, no lo voy a volver a repetir.
Maleficio XCV: Teletransporte… Me puede interesar, lo dejaré apuntado.
Maleficio CI: Hacer florecer las flores… Sorprende a qué se le llama maleficio.
Maleficio CIX: Respirar bajo el agua… Maleficio CXX: Viajar al pasado… Maleficio CXXV: Invocar espíritus… Maleficio CLVII: vibración keronense… Maleficio CCL: Despertar a alguien maldito por un sueño eterno. Este me gusta.
Comencé a recordar entonces de aquella brujita, de traje y sombrero picudo blancos impolutos, la que, a pesar de su juventud, la más poderosa era. Sólo ella era capaz de crear mundos enteros sin partir de ninguna base, cerraba los ojos, con un haz de luz que la iluminaba por debajo y una brisa de aire que alzaba sus cabellos empezaba su labor creativa, con un gesto de la mano aparecía un bosque entero, árbol a árbol, rápidamente. Ella se hacía pequeña como un pequeño ratón, o volaba tan alto como un águila por encima de aquel inmenso bosque.
No fueron pocas las veces en las que con uno de mis conjuros intenté superarla, hacer un mundo completamente ajeno a este, escenarios que en ocasiones ella tomaba para proseguir con la creación, aunque lo normal era lo contrario, pues cada cosa que ella hacía estaba cargada del mayor y exquisito de los detalles, conseguía introducirte en su mundo, llevarte por donde quería y darte al final la sorpresa.
Con un gesto con las brazos similar a cubrirse la cara con los brazos invoqué el maleficio de teletransporte hasta el lecho de aquella brujita donde, con una dulce carita tan parecida a la de un ángel, sumida en un profundo sueño. Me encantaría saber su origen, y quién la maldijo de esa manera. Acerqué mi mano a tu cara perfecta, y la rocé con delicadeza, pero no reaccionabas, luego probé a acercar mis labios a los tuyos, y lentamente te besé, pero pese a tu calor, seguiste dormida. Lo siento, brujita, lo siento, pero si no puedo darte vida, deja que muera contigo.
La historia continúa en: "Como la niebla" de mi Soñadora.
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