Por mucho que llueva
No son pocas las veces que en la aldea se escucha el sabio refrán que reza «ninguna tormenta dura siete días», haciendo referencia a que, pase lo que pase, el tiempo acabará poniendo a cada uno en su lugar, que por muchos males que nos asedien se irán más tarde o más temprano. Porta un mensaje cargado de esperanza para aquellos que la perdieron y una advertencia para aquel que se alegre de de la desgracia ajena. Por muy larga que parezca la tempestad tras ella siempre vendrá la calma.
Nuestra aldea casi siempre es asolada por temibles temporales que la aíslan del mundo exterior por días sin que sepamos nada de nadie He llegado a olvidar lo verdes que son nuestros pastos y montañas, qué es el calor del sol sobre mis hombros, he llegado a olvidar, incluso, cómo se forma una sonrisa. Tal vez sea este hecho el que nos hace apreciar más aún los días donde en el cielo no hay ni una sola nube, ver una luna en el firmamento.
Quizás tanta lluvia ha contribuido a que aldeanos como yo busquemos la esperanza y la motivación para seguir adelante en un antiguo refrán, a la espera de que después de la tempestad vendrá la calma. Simplemente no puede llover eternamente. Podrá venir hasta aquí el diluvio más grande que se haya registrado en eones, podrá caer agua sin parar, como si los dioses nos hubieran castigado, que algún día habrá de parar, y entonces el sol brillará como nunca antes lo hayamos visto.
Tal vez algún día de estos, olvides hasta lo que es el dolor entre gota y gota que golpean estos antiguos muros. Pero mientras los pilares de esta vieja casa resistan, ni una gota, por mucha fuerza que lleve, podrá tumbarnos, aunque olvidemos el color de la primavera. Por mucho que llueva no evitará que germinen las flores más bonitas en los pastos y vuelva la alegría que un día se perdió. No podrá evitar que la vida siga con la cabeza alta, dispuesta a todo.
Tal vez el Caballero de la Triste Figura descubra tristemente quien es realmente aquella doncella de la que anda locamente enamorado, tal vez la verdad se le muestre desnuda e impactante. Pero por mucho que llueva acabará retomando la cordura que antaño perdió, volverá a descubrir este mundo tan maravilloso como se suele mostrar cuando nos dedica su mejor sonrisa. Volverá a amar a una bella dama que sea de verdad, no a una ilusión de alguien creada por su mente.
Puede que llegue un día en el que pareces no importarle a nadie, que todo el mundo te da la espalda y te sientas tan sólo como aquel peluche que dejaste en el camino cuando crecías. Puede que ese día te golpee fuertemente y sólo quieras echarte a dormir y dejar que todo pase. Pero por mucho que llueva, ese día tiene nada más que veinticuatro lentas horas que se perderán en tu memoria y nunca más lo vuelvas a recordar.
Quizás se te haga muy largo el camino y más bajo una lluvia incesante que tan solo contribuye a minar tu ánimo. Tal vez la meta se te antoje tan lejana como la luna, y cargas con odio, rencor y otros sentimientos que sirven de lastre para alcanzarla. Pero por mucho que llueva, ninguna meta está tan lejos como para no poder llegar a ella, y cuando consigues probar el sabor de su gloria no habrá nada en este mundo capaz de pararte y conseguir lo que te propongas.
Por mucho que llueva en esta aldea yo sé que al séptimo día parará y al alba vencerá.
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