Rosa negra

Suene como suene, de cualquier forma, el despertador siempre es un sonido desagradable que llegas a odiar. Ese desagradable pitido que atravesaba la línea que separaba la realidad del mundo onírico, rompiéndola en mil pedazos, ¿continuaba dormida o ya estaba volviendo a su pesadilla personal?

«Hola, amor mío, otro día más me levanto, otro día el despertador me despierta y despega de mis dulces sueños, aunque el de hoy no ha sido uno muy bueno, pero bueno, este ratito en el que puedo hablar contigo es el minuto de oro de mi día. Pero, tranquilo, aunque hoy es un día triste, te puedo asegurar que tengo una razón para que rías, como hago yo, que río por no llorar.

»Tengo poco tiempo porque hoy me citan antes, así que he avisado a mi madre para que esté despierta un poquito antes para que lleve a nuestra niña a su casa. Me encantaría estar con ella más tiempo al día, pero me es imposible por el trabajo… si se le puede llamar trabajo. Pero te encantaría ver la cara que pone por la noche al ver a su mami tras un duro día de trabajo, me cuenta lo que hace el el cole. Es conveniente que te diga que hay un grupito de niñas que la discrimina por tener una madre florista.

»Te dije que ibas a reír, y es que hoy hace cinco años que no te tengo conmigo, que mi cama es un mar frío de pesadillas, donde nadie me despierta diciéndome que todo va bien, que sólo es un sueño… y todavía espero que algún día me despiertes y me digas que esto que vivo sólo es una pesadilla. Desde que te fuiste todo fue a peor, echo de menos nuestra casa, la falta de preocupaciones… ahora el casero quiere echarnos a mi y a la niña, y no sabríamos adónde ir.

»Mientras los que llevan la justicia de tu caso ya se han cansado y nos han dejado de lado, yo no puedo luchar más por ti, porque hoy día sólo tienen posibilidad de luchar los que tienen posibilidad económica. Tus asesinos están en la calle, y no me cabe duda que tras habernos destrozado la vida por lo menos han perdido cinco años de su vida. Miento al decir que han sido cinco, pues el juicio tardó dos años en celebrarse, y la poca competitividad de nuestros abogados hicieron que la sentencia fueran tres años, de los cuales sólo estuvieron uno, con la condicional fueron dos años fuera y ahora gozan de plena libertad.   

»Si te digo la verdad, no me gusta mi trabajo, preferiría ganarme la vida de otra manera, pero no hay manera de encontrar nada como está la cosa. Me despreciarías por lo que hago, y te pido perdón como cada día, volveré a arreglarme, a maquillarme para volver a vender las flores por sí algún caballero quiere comprarme alguna. Parece que estoy viendo cómo va a ser mi día, igual que ayer, igual que el anterior y el anterior, e igual que mañana, y el siguiente y el siguiente… Al terminar una ducha me limpia, pero sólo por fuera.

»Sabes que se me parte el alma cuando escucho a la niña decir que se quiere parecer a su madre, cuando intenta hacer lo mismo que yo… quién tuviera esa inocencia infantil, ojalá nunca la pierda. Pero, tantas noticias malas nunca te harían reír, pero quizás no sepas que cuando veo el amanecer pienso que el sol eres tu, el único que es capaz dar luz a mi oscura vida. Te imagino riéndote de la cursilería que acabo de decir, y me encanta la imagen que tengo ahora en la cabeza. 

»Ahora me voy que se me hace tarde, y espero que me perdones a mi, porque los caballeros que compran mis flores ya no tienen perdón, espero que perdones el estilo de vida que le doy a nuestra hija, y que Dios me perdone.»

Nadie sabe lo que hace una madre por su hija.

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