Paradiso
El egoísmo está tan aferrado al hombre desde que nació que inventa cosas que no existen para tener cosas de las que presumir y no compartir. Nunca para de mirarse al ombligo.
Hago un parón en mi línea de metáforas para hablar de un tema que me ha sido propuesto y para el cual tengo una teoría que considero interesante compartir. El ser humano lleva tiempo evolucionado y haciéndose mejor, hasta la llegada de las nuevas tecnologías que nos acomodaron y nos volvieron, literalmente, más tontos que nuestros antecesores. Siempre creímos lo contrario, que éramos los más listos, el futuro, pero hace ya algún tiempo que esto no es así.
Según dijo un científico de cuyo nombre no me acuerdo, si se diera el caso que pudiéramos traer a un ateniense de la época helenística, de coeficiente intelectual medio, a nuestros tiempos, este sería uno de los genios mundialmente reconocido, mientras que si tu o yo vamos para allá (suponiendo que tenemos un CI normalito) seríamos los más estúpidos de Grecia.
Al margen de nuestras opiniones acerca de este hecho (el cual creo que es verdad, sólo haya que comparar a cualquier gobernante griego con nuestros queridos políticos), lo que sí es plenamente palpable es que en épocas de necesidad se hacen las mejores cosas, como en el Siglo de Oro español, ahora que la humanidad está pasado por una "buena época", aún en crisis, los avances tecnológicos nos han hecho la vida más fácil, por lo que más cómoda, y la gente no está acostumbrada a comerse el tarro (mira cuantos lectores tengo… si superamos la decena son muchos).
Esto trae como consecuencia menores creencias, seguir lo que está de moda, que, al fin y al cabo es más fácil que nada (y aquí algunos entrarán en discrepancia conmigo), y lo que está de moda hoy día es el ateísmo. No digo que sea mejor ni peor, pero la falta de un dios, de una deidad, disminuye, en el ser humano su nivel de espiritualidad, que hoy día ya anda bastante bajo.
El materialismo empieza a hacerse presente en la vida de las personas como su religión, y vemos antes lo material y no profundizamos más, nos quedamos en lo superficial, que es lo fácil, a lo que estamos acostumbrados. En este plano en el que nos movemos, sólo nos falta un paso para averiguar la clave del egoísmo humano, y es que sin deidad no hay paraíso.
La consecuencia de que la gente no crea en una vida eterna o una reencarnación es inmediata, si tarde o temprano nos vamos a tomar… viento fresco, no habrá un reposo eterno después, ni podré descansar y disfrutar en la otra vida, luego, ¿por qué no disfrutar en esta? Parece algo lógico que, si no hay más mundo que este, y tarde o temprano nos vamos a morir, a la vida hay que sacarle partido como sea.
Desesperados, buscamos formas (fáciles, pero formas), de encontrar felicidad, placer y satisfacción, todo personal, de forma que el ser humano comienza a garantizar su exterminio sin dar su brazo a torcer. Se vuelve introvertido, en general nos volvemos autistas con respecto al trabajo, creando rutinas que cumplir con márgenes de tiempo para descansar, tiempo para el ocio, y, de buenas a primeras, nos convertimos en ociosos, donde los importantes somos nosotros mismos.
Churchill dijo que el problema mayor de la sociedad comenzó cuando el hombre empezó a interesarse más por sí mismo que por la utilidad que podía tener. Somos egoístas porque se nos ha impuesto el Carpe Diem de manera bastante errónea, creyendo que estamos solos en el mundo, y eso, jamás lo podremos conseguir.
La clave está en vivir el momento, sí; disfrutar de la vida que es corta, sí, pero sin pisotear al que está al lado porque tu felicidad, satisfacción personar y placer estén por encima del otro. ¿Existe la vida eterna o la reencarnación? Solemos decir que no bastante rápido porque es meterse en asuntos metafísicos demasiado trascendentales. Yo no lo sé, pero no me atrevería a negarlo con tanta rapidez.
Comentarios
Publicar un comentario
Me gustaría saber tu opinión sobre esta entrada.