En VO con subtítulos en castellano
Imagínese un narrador al que apenas entiende, le lleva por un sendero angosto, acosado por el poder de la naturaleza. No sabe adonde va, pero no tiene más alternativa que seguir adelante. De pronto se para, está cansado y renuncia a seguir adelante, sin darse cuenta de lo que le persigue: ¡El icono de Whatsapp!
¡Qué de tiempo, lector! Te preguntarás ¿qué has estado haciendo durante todo este tiempo? ¿Una manifestación pacífica al margen de la política? ¿Una larga fiesta hedonista? ¿Preparando la segunda llegada al hombre a la Luna? Más quisiera yo que el hombre llegara a la Luna por segunda vez… Nada más lejos, estudiando y estudiando, haciendo exámenes y esas cosas que hacen los estudiantes.
No obstante, tengo una buena noticia, para quien le interese: tenéis ya alguien al que seguir por recomendación expresa mía–verás cuando esto se vuelva lo más visto en internet y la gente pida mis recomendaciones–, y ya que su título es Álvaro, lo dejaré tal cual con un enlace ahí.
Y como no sé si lo sabrás el 24-F fue mi cumpleaños, y ayer mi santo, y en ese periodo de tiempo, no he salido de mi cueva nada más que para comer, y me he dado cuenta de una cuestión trascendental y de suma importancia: los bolis del makro duran un día solamente… y luego de cosas secundarias, tan banales como el sentido de la vida, el porqué de nuestra existencia… entre otras cosas de igual importancia, por lo que no las redactaré.
Pero el boli del makro es algo increíble, empiezas a escribir, una, dos, tres carillas… y, a recién estrenar, el bolígrafo hace pufff, no puedo más, ¡y se queda tan pancho! Ahora bien, ¿qué escribí y cómo lo escribí para que el boli se gastara tan rápido? A Nietzsche, con mi letra tipo: Ahorro de folios, con un toque de Helvética.
Y dicho lo de helvética, me resulta extraño que le pongan el gentilicio antiguo de Suiza a un tipo de letra–que me encanta, aunque ese es otro tema–, o tipografía, o como Microsoft ha visto bueno traducirlo por fuente, utilizando el máximo exponente del catetismo de traducir literalmente, solo superado por el traducir como te de la realísima gana. Y por traducir como te de la realísima gana me refiero a que si te digo ahora que ayer vi North by northwest, se te queda una cara de incertidumbre solo superable por la de Heisenberg. A menos que hayas buscado esa película en internet, probablemente para descargarla pirata, o para verla en inglés–igual de ilegalmente–, no sabrás que te estoy hablando de una de las mejores películas de Hitchcock: Con la muerte en los talones.
Pero hay que reconocerlo, el que tradujo el título de esa película–y muchas otras más que hay, pero no más buenas–, estaría usando un boli del makro y se quedó sin tinta a la primera palabra, pensando que el bolígrafo escribía con la muerte–de la tinta– en los talones.
Y como si escribo más excederé el límite de páginas por hora–carácter por segundo en el Sistema Internacional–, me despido, ¡hasta la siguiente entrada! (que no tardará tanto como esta)
Y ahora que su cerebro ha captado las ondas hipnóticas y subliminales del blog, cerrará la ventana, apagará el ordenador bien e irá a su habitación, si no está en ella, apagará la luz y encenderá una vela, y permanecerá mirándola hasta que sus ojos se le derritan.
Bienvenido...echaba de menos tus neuras...
ResponderEliminarPara prepararte para la segunda llegada del hombre a la Luna, llegas más de 40 años tarde. La segunda de las misiones Apollo que alunizaron exitosamente fue meses después de la primera.
ResponderEliminarUn blog que pretende ser culto y que cae en la misma falacia de los conspiracionistas ignorantes...
Es bueno saberlo.
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