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Imagínese en un gran espacio, está usted rodeado de personas, personas que no conoce. Todos ellos esperan algo, quieren escuchar a alguien, pero usted no sabe quién es. Se percata que todos van uniformados, con vestiduras negras, salvo usted, que va completamente de blanco. Aparece alguien en un balcón, y empieza a relatar cosas, que, para usted, carecen ningún sentido.
¿Que tal, lector? Sabes, algún día haré una entrada completa con el Imagínese, estaba pensando que podía ser una especie de historia de terror, pero mientras la hago y no:
¿Has encendido últimamente la tele? Me refiero a si has visto los telediarios digamos los últimos veinticinco años (o más). Lo digo porque son unos auténticos expertos en sumirte en un profundo pesimismo (exagerando mucho). A veces me pregunto si realmente pasan tantísimas cosas malas en el mundo, ¿y las buenas noticias donde las dejan?
Además lo digo porque las noticias de España suelen ser todo política, y te lo digo en serio, en los últimos días, lo que más me ha gustado del telediario ha sido cuando hablaban del Papa, fueron unas dos o más horas sin meter al político tal, al político cual, la huelga, los sindicatos, y el vecino de al lado que no para de gritar.
Lo más interesante de las noticias de España, que llegan a tener ya un carácter repetitivo, son los deportes. Aun así, hay cadenas que deporte=fútbol, y a su vez fútbol=Madrid-Barça, y de ese binomio no salen. Pero siendo así, hasta los equipos de fútbol están tomando carácter político, se pasan la pelota de unos a otro y la culpa de la derrota.
Y ojo con qué cadena se ponen los deportes, y lo digo yo que no soy muy aficionado a ellos, por no decir que siempre que puedo evitarlo lo evito, porque en cuatro los deportes los he llegado a confundir con una serie de Disney. Y aun siendo yo poco serio, eso me parece un tanto excesivo: un efecto así, otro asá, y ahora música de gladiadores para el partido del Madrid contra… el Barça contra… Madrid contra… etcétera. ¡Es una comedia!No sé como serán los de telecinco, porque tengo como orden ético-moral no sintonizarlo, solo por si sale un anticipo de la telebasura. 
Supongo que será lo malo de ceñirme solo a la natación practicada, ya que verla en la tele es como ver a uno comiendo para el que tiene hambre, o una escena romántica para aquel que le ha dejado su pareja, o que un analfabeto (en el sentido más literal de la palabra, aquel que carece de cultura, no lo uso con un sentido peyorativo) vea a Punset hablar sobre el cosmos.
Y ya me callo, que los telediarios tienen más fuerza que yo. ¡Hasta la próxima entrada!

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