Hoy no quiero dormir

El día ya llega a su fin, el sol se va ocultando tras el horizonte.Queda ya ese suave resplandor de luz que adorna el cielo, las farolas empiezan a tomar el relevo del sol iluminando las calles que poco a poco quedan desiertas, ya se escuchan por las ventanas los cubiertos chocar contra platos llenos de comida. El mundo, agotado, se marcha a la cama para afrontar el mañana, y yo siento en mi un optimismo que no quiere dejar de lado esta felicidad.


Dicen los entendidos en la materia que el ser humano busca, ante todo, la felicidad, pero la cuestión no está en buscarla hasta encontrarla, sino saber cómo buscar. Hay quien busca eternamente sin saber qué es realmente, los hay que la encuentran a base de trabajar muy duro. Los hay que nunca pierden esa alegría tan pura de la niñez, los que les llega de repente y se dan cuenta de que su vida es maravillosa, y los que no la buscaban, encontrándola en una serendipia.

Uno sabe cuando encuentra la felicidad, cuando termina algo en lo que llevaba trabajando duramente durante un largo tiempo, cuando consigue un objetivo que no quedaba muy claro que lograría, cuando todo empieza a salir bien, y más aún si no ha sido planeado. O simplemente llega sutilmente a través de los pequeños detalles que la vida va dejando esparcidos por los rincones más recónditos allá donde vamos, como los suaves sonidos que se escuchan cuando se crea el silencio.

Cuando el día va quedando en el pasado, yo siento hoy que son pocas horas de sol y que el tiempo a vuelto a jugar en mi contra, es cuando me apetece dejar la noche atrás y volver a vivir este día tan fantástico. Una ilusión que quiero que continúe, tanto que no sé si quedarme despierto toda la noche, o hasta que el sueño venza, o ir a dormir ya para que el tiempo pase rápidamente a un nuevo amanecer cargado de emociones.

¿Cómo voy a querer dormir si todo en este mundo me hace soñar despierto? ¿Cómo voy a querer acostarme si tengo la fogosa ilusión de querer comerme el mundo? Como si este día fuese el estribillo de una hermosa canción que me haga desplegar las alas y volar hasta la misma Luna. Aquella que quisiera escuchar una y otra vez mientras mi mente se embarca en un mar de fantasía tan grande como una nube, donde sólo se escuche el melifluo sonido de la música.

La luna ya me está avisando, colándose entre los cristales de mi ventana, que el día ha terminado, que a partir de este momento sólo permanecerá en mi memoria. Pero hasta ella me hace ver que la realidad tiene una belleza que no parece ser real, como si viniera de otro mundo más perfecto, no obstante, pienso que ese universo sin fallos no sería tan bonito porque le faltarían las imperfecciones que crean la belleza que tiene este mundo, que hace que quiera vivir mi vida en este momento.

Hoy no quiero dormir, quiero seguir disfrutando de un día que no quiero que acabe por nada del mundo, dejar aparcada la almohada para usarla cuando no sienta este fuego interior que me hace amar la vida como un regalo que una fría mañana de febrero mi madre me dio. Quiero salir, viendo la belleza que muestra todo a mi alrededor sin necesidad de ningún filtro que la haga mejor de lo que ya es, quiero coger tu mano y correr hasta el horizonte.


Esta emoción de sentirme realizado, de dejar a mi espalda un gran día para dar paso a un mañana que espero que esté igualmente lleno de alegría. ¿Cómo dormir si vivir contigo es mejor que cualquier sueño? ¿Cómo voy a querer dormir si todo en ti me hace soñar despierto?


Comentarios

más leídas