Pido perdón, porque mi última entrada se tenía que haberse llamado "Condiéresis"
«Quiero aprender, no que me den lecciones» El hombre más importante del siglo XX, el inigualable Sir Wiston Churchill.
Como ya dije hace unos días, la gente ensucia el mar "Con dös puntitos", y debería haber dicho que ensucia el mar con diéresis. Aunque no queda igual…No. Mantengo lo de los dös puntitos, aunque la diéresis es–diplomáticamente–más correcto.
Lo malo es que hay gente que pasa olímpicamente de pedir perdón, precisamente, los que predican la libertad de expresión–su opinión por delante para que nadie se espante, luego la de los incultos e ignorantes que son los demás–. Y en los grupos nunca falta uno así. Lo difícil en un grupo es encontrar un buen líder, hasta los grupos más hippies tienen uno que lidera la comuna.
Este personaje no lo voy a describir como es, sino todo lo contrario, porque nunca falta el cenutrio que se cree líder, cree tener carisma y cree ser omnipotente y mandar sobre todo ser viviente. Y al contrario, uno que, sin llegar a saberlo es el que manda–no los sargentos innatos–, estos suelen ser los que sugieren algo y el grupo entero se vuelca con su opinión.
Uno de los factores claves es la indiferencia ante las malas críticas de envidiosos que critican destructivamente desde el odio, la envidia y etcétera. Al igual que mucha atención a los que critican constructivamente, para mejorar. Es obvio que no se puede ser amigo de todo el mundo–hay gente tóxica y letal que es imposible arrimares a ella–, y más un líder que está en el punto de mira de todos, aunque aparentemente no lo esté–siempre me ha gustado ser el cerebro oculto, para que nadie sepa quien es el que organiza todo (risa siniestra)–.
Luego el jefe no puede ser alguien 100% teórico, esta gente que saltan a la primera que el grupo se salga de la teoría, y para humanos, existe poca teoría–mira que me gusta la psicología, pues hay gente perfectamente catalogables y gente que… esta loca–. Tampoco es bueno el romano César Augusto súper-práctico, sargentón de ordeno y mando.
Tampoco es bueno el líder vanidoso que exalta su persona sobre el grupo. Esta tía que por tener dos gigantescas… orejas, eso va a ser el club de admiradores de Rogelia más que un grupo de amigos, ni el otro extremo, el chico tímido que no le sale la voz del cuerpo, que no quiere el poder para nada–recuerdo que Stalin tenía poca voz–.
No sólo es bueno el carisma, porque el del club de admiradores de no se quien, lo tendrá, pero, ¿amigos que idolatran a un miembro? No, señor. Es difícil, pero todos podemos ser el líder, renunciando a algunas cosas y aceptando otras que no hace. No vale el rollo de "Mando yo porque yo lo digo", porque puede que la persona que lo diga no esté dispuesta a adaptarse a lo que el liderazgo supone.
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