Con dös puntitos
Eres tan guarra y tan extremadamente cerda que el helado de mierda con cucarachas tamaño XXL da menos asco que tú, ¡sucia!
La desconsideración de las personas parece ir en aumento, pero quizás esto sea un factor que va intrínseco en el ser humano, el egoísmo disfrazado de diversión, la doble moral, entre otros factores que nos hacen ser los más "inteligentes" del planeta–aunque ya hemos demostrado en varias ocasiones que la estupidez humana es infinita, véase el ejemplo Homer Simpson o Hitler–. Esa desconsideración, no sólo por el resto de la humanidad, sino por el resto de seres vivientes del planeta y el propio planeta.
Imagínate nadando tranquilamente en una playa, como la prefieras, de aguas trasparentes, arena fina y blanca, estás nadando en el mar cuando de pronto sientes algo en el brazo izquierdo. Te paras, para ver qué infeliz cosa se te ha podido quedar pegada en la articulación. Con asco miras esa compresa, ya usada que tienes pegada. Tarde para esquivarla, y te das cuenta que a tu alrededor hay muchas más basuras, efecto de una aglomeración de gente. Tienes al lado tiritas de Bob esponja–reivindico la desaparición de Bob esponja–que el nene ya no tiene porqué usar, pues su herida–por la que casi se desangra–, bolsas de patatas fritas que ya no nos sirven, pues su contenido está vació, botellas de agua, condones–usados, aunque son menos frecuentes–de la anterior noche loca, y la susodicha compresa que cualquier bañista irresponsable se dio cuenta que llevaba y «No pasa nada, se las lleva la corriente», el pañal en el que el nene ha defecado va también a la gran papelera pública.
Pero todo esto–hay mucho más–no es nada comparado con lo que había esta mañana en el mar. La situación sería esta, bañista con la barriga llena, tras haber hecho todo el proceso digestivo, decide, como el mar es de todos, soltar lo que necesite y más, y te planta, en medio del mar, un mojón de dimensiones extraordinarias, flotando, y da igual, ¡el mar es de todos!
Repasando todo lo que nos hemos encontrado flotando–obviando los cadáveres de peces y gaviotas por la contaminación del agua–vemos la idea que tienen en común la gente, como es de todos, no pasará nada por tirar basura en él, porque como no es específicamente mío, no tengo por qué cuidarlo. Y por esa regla de tres, lo que es de todos, no es de nadie específicamente, ¿o no? Y ya que estamos, los demás nos tenemos que tragar la mierda que dejan esta gente.
Si tanto molesta guardar la basura en una bolsa para después tirarla en una papelera, más les molestará que tiren basura a sus casas, a excepción de los que viven autenticas pocilgas, que me figuro que con su síndrome de Diógenes no les importará mucho nadar entre pañales usados.
Seguramente las casas de su vecino no la ensuciará como los lugares públicos, ¿por qué pensamos que el mar tiene que ser de alguien? Sabemos que el mar lleva ahí desde mucho antes de la humanidad, hasta que esta le dio por ensuciarlo y hacer de él una pocilga, ¿por qué tiene que ser de todos? Respeto que sea público, pero este no puede pertenecer a personas cuyo egoísmo va por encima de la supervivencia, pues cuando se extingan gran parte de los seres marinos por la basura que dejan y caiga, posteriormente, la especie humana, ya hablaremos de esos domingos que te pasabas en la playa, tirando basura al mar.
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