mensajero sin mensaje

cierto día, en el olimpo, el dios del sarcasmo, la sátira y la ironía fue desterrado del monte, cerrándole las puertas para siempre, aquel día, ese dios decidió no caer en el olvido, decidió que, aun estando en la tierra, ejercería de dios, no ser  un zero más, lanzar un nuevo mensaje, con una nueva moral, ¿pero cómo hablar sin tener nada que decir?


hoja de word, en blanco, sólo escrito el título, el prólogo, y esta simple frase, activado el recuento de palabras, para que el autor no haga la entrada muy larga, sus dedos se mueven ágilmente sobre el teclado. hace tiempo descartó la pluma (que ni él mismo se entiende), será difícil expresar una idea, pero aún lo es más comprenderla, y si alguien por fortuna la capta, sin lugar a duda la malinterpretará, ¿algún problema con que la gente quiera creer lo que le salga de su aparato reproductor? no creo que haya ninguno.

hasta ahora sólo hay palabrería, pero vamos a presentarnos como es debido, nosotros somos pequeños muñecos de trapo, habitantes en la cabeza del autor, tenemos forma de zombies, lobos, águilas, peces, la luna, el mar, robots y alienígenas beligerantes, un ángel, un ciego como el que sale en el lazarillo de tormes, un ser diminuto… no tenemos una forma específica, el autor coge los trapos, los amolda a su gusto, pues nadie escribe de manera abstracta (menos los matemáticos), nos da forma, nos da vida, nos viste de verde, naranja, gris, blanco, rojo, y nos lanza a su pequeña “obra de arte… ¿moderno?”, un bello o aterrador paisaje donde cometemos nuestras fechorías o andanzas.

no todo es tan bonito, o tan horrible, como puede parecer al ser un personaje de ficción. nuestro tiempo de vida es muy limitado, no más que una página y media, con amplias separaciones entre párrafo y párrafo para mayor comodidad en la lectura, por lo que tenemos que explicarnos en un párrafo y poco más, y muchas veces nos ceñimos sólo al prólogo para presentarnos, perdemos la forma y nos disolvemos en un universo completamente distinto al que en un principio el autor había pensado para nosotros. esto es un simple blog, aquí nos proyectamos, las letras son sólo una fotografía de lo que somos, pero no es una foto muy precisa, pero sólo podemos dar testimonio de nuestra existencia de esta forma.

aunque de forma inevitable, tenemos que admitir que antes salíamos más, pero salíamos menos, esta paradoja puede parecer complicada, pero creo que se puede llegar a entender fácilmente si te digo que las entradas han ido ganando complejidad a la par que incomprensión por parte del público, mientras que antes el autor escribía entradas sencillas, quizás hasta indebidas, pero sorprendía la elocuencia que podría llegar a tener sin llegar a decir nada. ahora salimos cada vez menos, no hay descansos entre temporadas porque la tercera temporada está durando más que las anteriores, ¿se acercará el fin?

a nosotros los duendes nos preocupa bastante ese asunto, tras ciento cuarenta y una entradas nos daría mucha lástima tener que despedirnos de nuestro público, de nuestros lectores, que nos brindan su versión propia y personal del universo que propone el autor, llegando muchas veces a cambiarlos, volver a darnos forma, detallar la tarea que el autor ha comenzado. me encantaría saber cómo nos estas imaginando, estos pequeños muñecos, carentes de vida, sólo nacemos en las entradas del blog y morimos al finalizar las mismas, pero no pocas veces resucitamos para seguir con nuestras andanzas.


la entrada llega a su final, y con él, el nuestro, volveremos a ser simples muñecos de trapo, que probablemente caerán en el olvido, que sólo podremos renacer si un lector desea rememorar una de nuestras aventuras en una entrada anterior. 632, 633, 634, la entrada morirá, y nosotros nos vamos desplomando, lentamente sobre el suelo, 647, 648, 649

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